viernes, 24 de octubre de 2014

Estudio afirma que los polos podrían invertirse rápidamente

Un nuevo estudio precisó las fechas del último cambio magnético de la Tierra y descubrió que el Polo Norte que estaba en la Antártida se cambió más rápido de lo pensado al Ártico, hoy pasa lo contrario.
El Polo Norte - es decir, la dirección del norte magnético - se invirtió en el pasado, a partir de hace unos 789.000 años, el polo norte vagó alrededor de la Antártida durante varios miles de años antes de moverse de un tirón hace 786.000 años hacia la orientación que conocemos hoy, con el polo en algún lugar del Ártico. (Berkeley Geochronology Center)
Científicos internacionales están analizando las últimas evidencias que demostraron una tendencia a una veloz inversión del campo magnético de la Tierra sobre un nuevo registro histórico que confirmó que fue más rápido de lo pensado en el pasado. Ellos concluyen que si se repite el caso, podría completarse en menos de un siglo causando graves efectos biológicos.
Hace 786.000 años sucedió una inversión del campo magnético,“que realmente ocurrió muy rápidamente, en menos de 100 años - más o menos una vida humana”, destacó el estudio internacional liderado por Leonardo Sagnotti, del Instituto Nacional de Geofísica Vulcanología (INGV) de Italia, que incluye la participación de la Universidad de Berkeley. Está publicado en la revista Geophysical Journal International impresa con fecha de noviembre 2014, ahora en versión online.
En otras palabras el Polo Norte - es decir, la dirección del norte magnético - hace unos 789.000 años, "vagó alrededor de la Antártida durante varios miles de años antes de moverse de un tirón hace 786.000 años hacia la orientación que conocemos hoy, con el polo en algún lugar del Ártico".
Se demostró que lo que sucedió en esa fecha fue precedido por un período de inestabilidad del campo y una importante debilidad del mismo, lo cual ya está ocurriendo hoy, según evidencias recopiladas en diferentes investigaciones, entre ellas la publicada en junio por la Agencia Espacial Europea (ESA).
ESA precisó en dicho mes que hay evidencias de que el Polo Norte se está trasladando hacia Siberia.
El documento de Leonardo Sagnoti explica que estudiaron la alineación del campo magnético en los sedimentos expuestos en los Apeninos de Italia, en la cuenca de Sulmona, al este de Roma, y en las zonas cerca de los volcanes Sabatini, el Vesubio y las colinas de Alban.
Los resultados correspondientes al período histórico llamado de transición Matuyama-Brunhes indicaron un cambio de dirección magnética de 180 grados en un tiempo menor de lo previsto.
“El cambio de dirección de 180 grados se produjo a un ritmo extremadamente rápido, estimado en menos de 2 grados por año, sin registrarse polos virtuales geomagnéticos intermedios durante el tránsito desde el sur al hemisferio norte”, destacó Robert Sanders en el análisis del estudio, según UC Berkeley el 14 de octubre.
El registro magnético del equipo dirigido por Italia observó que el brusco y repentino viraje de los 180 grados fue precedido por un período de inestabilidad que se extendió por más de 6.000 años.
Esta inestabilidad “incluyó dos intervalos de baja intensidad del campo magnético, que duró alrededor de 2.000 años cada uno”, que habrían incluido cambios en las orientaciones sobre el terreno en el primer intervalo de baja resistencia, señala el documento de estudio.
Sin embargo, “la inversión de la polaridad magnética completa - es decir, la etapa final y muy rápida a lo que el campo es hoy - ocurrió hacia el final del más reciente intervalo de baja intensidad del campo”.
Algo que los científicos comparan con lo que sucede hoy, destaca Sanders, en que la intensidad del campo magnético de la Tierra está disminuyendo 10 veces más rápido de lo normal, citando cifras de la Agencia Espacial Europea (ESA).
“Es increíble la rapidez con que vemos que la inversión", destacó Courtney Sprain, uno de los graduados de Berkely, que también participó en el estudio, que incluye entre otros a Giancarlo Scardia, del Instituto Oceanográfico de la Universidade de Sao Paulo y el Instituto di Geologia Ambientale y Geoingegneria de Monterotondo en Roma.
"Los datos paleomagnéticos son muy bien hechos. Este es uno de los mejores registros que tenemos hasta ahora de lo que sucede durante una inversión y la rapidez con que estas inversiones pueden suceder ", agregó.
La edad cronológica señalada por registros de argón en las rocas mostraron que la inversión magnética, llamada la transición Matuyama-Brunhes, hace en aproximadamente 786.000 años, es “mucho más precisa que la de estudios anteriores, que colocan la inversión entre hace 770.000 y 795.000 años”, lo cual permitió concluir un modo de comportamiento de la Tierra en estos casos, que podría replicarse en cualquier momento.
"Lo que es increíble es que se pasa de polaridad inversa a un campo que es normal con prácticamente nada en el medio, lo que significa que tuvo que haber sucedido muy rápidamente, probablemente en menos de 100 años", reafirma Paul Renne, director del Centro de Geocronología de Berkeley y profesor de la UC Berkeley.
Los sedimentos del lago italiano estudiado se depositaron a una velocidad alta y constante durante un período de 10.000 años, por lo que el equipo fue capaz de interpolar las fechas de la capa de muestra, lo cual sirvió de argumento de precisión de los datos.
El campo magnético terrestre se está debilitando
Evidencias aportadas por tres satélites de la Estación Espacial Europea (ESA) sobre que el Campo Magnético de la Tierra demostró meses atrás que se está debilitando, y el polo norte se trasladó a Siberia, lo que hace pensar en inquietantes conclusiones.
El 19 de junio ESA comunicó que “las mediciones realizadas durante los últimos seis meses confirman la tendencia general de debilitamiento del campo, con los descensos más dramáticos en el Hemisferio Occidental. Pero en otras áreas, tales como el sur del Océano Índico, el campo magnético se ha fortalecido desde enero. Las últimas mediciones confirman también el movimiento del norte magnético hacia Siberia”.
Las mediciones de ESA se basan en el estudio de las señales magnéticas derivadas del núcleo de la Tierra.
También en 2003, Larry Newitt del Servicio geológico de Canadá, destacó que de acuerdo a sus observaciones el Polo Norte se desplazó durante el siglo 20 a una velocidad media de 10 kilómetros por año, acelerándose últimamente "hasta 40 kilómetros por año".
Newitt explicó en esa fecha que “a este paso saldrá de América del Norte y llegará a Siberia en unas pocas décadas”. En 2014 ESA reveló que ya está en Siberia.
Al respecto el profesor Renne anticipó que “no sabemos si la próxima reversión se producirá tan rápido como lo hizo en ese período, pero tampoco sabemos que no lo hará.", según reporta Berkeley el 14 de octubre.
La nueva investigación fue destacada como crucial “para una mejor comprensión del campo magnético de la Tierra, y para el desarrollo de modelos más sofisticados que sean capaces de describir su estructura y su comportamiento global”, según UC Berkeley. Un resumen de su publicación fue realizado por la Universidad de Oxford y la Royal Astronomical Society.
Efectos drásticos a nivel biológico y en redes eléctricas
Paul Renne explicó la relevancia del fenómeno, y precisó que aún no han podido encontrar evidencias de alguna catástrofe asociada en la Tierra, durante el período de inversión hace 786.000 años, “a pesar de mucho buscar en el registro geológico y biológico”, según UC Berkeley.
“Hoy, sin embargo, un cambio de este tipo podría potencialmente causar estragos en nuestra red eléctrica, generando corrientes que pueden hacerla caer”.
Además el profesor Renne sostiene que habría que “pensar más sobre lo que serían los efectos biológicos”.
“Puesto que el campo magnético terrestre protege la vida de las partículas energéticas del Sol y los rayos cósmicos, el debilitamiento o pérdida temporal del campo antes de un cambio permanente podría causar mutaciones genéticas y aumentar las tasas de cáncer. El peligro para la vida sería aún mayor si las volteretas fueran precedidas por largos períodos de comportamiento magnético inestable”, argumentaron los científicos. Fuente: La Gran Época

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